Opinión
Por Victoria Carvajal
Desde 2008, 8.822 periodistas han perdido su empleo, 70 medios de comunicación han cerrado y los 40.000 periodistas que siguen trabajando han visto su salario reducido una media del 50%.
La bajada en picado de los ingresos en publicidad a causa del desplome del consumo y el cambio de paradigma en la industria debido al creciente uso de los medios digitales, en su mayoría gratuitos, están provocando la peor crisis del sector desde la instauración de la democracia en España hace 36 años. Entonces, el nacimiento de muchos diarios, como fue el caso de El País, y de otros medios de comunicación fue fundamental para asegurar la salud de la democracia que sustituía a 40 años de dictadura. Hoy, por desgracia, sucede lo contrario. El país está inmerso en la peor crisis económica de los últimos cincuenta años, y la mayoría de instituciones claves, tanto a nivel nacional como europeo, sufre un preocupante deterioro.
La buena salud de la prensa, necesaria para asegurar la transparencia en la información; contrarrestar los poderes establecidos; exigir rendición de cuentas de una parte de la clase política y empresarial que se ha demostrado corrupta, y fomentar el debate de ideas que ayude a encontrar soluciones para salir de la crisis, brilla por su ausencia. Y ese es el peligro. Mandan la inmediatez y lo superficial. La caída de la facturación en un 53% en tres años por los menores ingresos de publicidad y la competencia de Internet han generado tremenda confusión en el sector y creado una sensación de desamparo en el lector. Importantes cabeceras compiten con los medios digitales y muestran una clara tendencia a frivolizar sus contenidos con cotilleos y sucesos.
Con poco presupuesto, cada vez son menos los redactores que viajan para cubrir la información. En su lugar, se firma la información de agencias y florecen los analistas políticos y los blogueros que se representan a sí mismos. En definitiva, se limita la capacidad del ciudadano de formarse una opinión basada en una información libre y plural.
El periodismo de calidad y de investigación, a salvo de intereses empresariales, queda en entredicho. Y ello no hace más que ampliar el déficit democrático. En palabras de Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España: “La situación, con el alto nivel de desempleo, cada vez menos medios de comunicación y este nivel de incertidumbre, significa que estamos perdiendo democracia”.