Crítica
El sutil óleo de Sokurov
Por Elios Mendieta
“Despierte, Sr. Chejov”, le espeta una voz a un retrato del autor de La Gaviota en los primeros compases de la cinta. Es una declaración de intenciones de lo que propone el ruso Alexandr Sokurov en su última película, Francofonía. Un juego maravilloso, con infinidad de relatos entremezclados. Una obra que se sitúa en el Top 5 de las películas estrenadas en 2016. La cinta se inmiscuye en la ficción pero sin dejar de ser un documental, y todo ello, disfrazado de ensayo.
Cargada de ocurrencias, la película es ambiciosa en sus objetivos. El protagonista es el museo parisino del Louvre durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial; y con dos personajes claves. Uno de ellos, Jacques Jaujard, era el director del emblemático museo cuando los alemanes tomaron la capital gala. En segundo término, el nazi Franziskus Wolff-Metternich, un amante de la cultura gala que, encargado de custodiar el museo, jugó un papel decisivo en esta etapa, pues siempre antepuso el arte a los intereses bélicos. Entre ellos se establece, con el paso del tiempo, una relación de camaradería en el que el máximo beneficiado es el propio Louvre.
Pero esto, que podría ser el argumento central, no es más que una ínfima parte del juego que propone Sokurov. Se van sumando múltiples relatos, que funcionan como una fuga de variaciones musicales. En una de estas, un barco cargado de obras de arte sale del puerto de Rotterdam en un día de tormenta feroz. Para salvar la vida el capitán tendrá que responder a la petición de su tripulación que le exige que se deshaga de parte de la carga en el océano. Como Metternich y Jaujard, el capitán este pasa a ser un héroe. Pero no es, ni mucho menos, una película que crea figuras heroicas. Sokurov propone diversos interrogantes. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, los cuadros del Bosco llegados a Madrid estos días, a causa de la exposición por su V Centenario, se destruyeran en el camino por un accidente?, ¿qué hubiese ocurrido de no haber sido asignado el conde Wolff-Metternich como supervisor de los museos de los territorios ocupados?
Sokurov busca preservar la belleza ante tantas atrocidades que nos rodean. Es una oda al arte y a las manifestaciones culturales a lo largo de los siglos.
También aparece un ficticio y onanista Napoleón, que lleva al espectador por los diversos cuadros del museo parisino en que él aparece retratado. Es el caso de la obra Napoleón sur le champ de bataille d’ Eylau, pintado en 1807 por el barón Antoine Jean-Gros, de proporciones inmensas, situado en el centro de la archiconocida sala de los franceses, compartiendo espacio con pintores como Ingres, Delacroix o Gericault, del que también se visita su archiconocida “medusa”. Y es que, en esta estructura particular de la película, en la que los géneros se mezclan a su antojo, también tiene cabida el recorrido por el museo, pues Sokurov nos propone un paseo por los laberínticos e inmensos pasillos del Louvre, pero también por su historia, desde su apertura en 1973 hasta la actualidad.
En este deleite para el espectador, sobresale la idea de que Sokurov busca preservar la belleza ante tantas atrocidades que nos rodean. Es una oda al arte y a las manifestaciones culturales a lo largo de los siglos. La Victoria de Samotracia, por supuesto, también tiene su hueco. Incluso La Gioconda (eso sí, sola, sin turistas agolpados sobre ella para tomarle una fotografía). Y, por supuesto, como una metáfora, o si se prefiere, como un grito de autodeterminación e independencia artística, La Liberté guidant le peuple, el famoso cuadro de Delacroix, realizado en 1930, símbolo de la Revolución Francesa.
Si se me permite, Sokurov pinta un enorme fresco en Francofonía. Uno de sus mejores trabajos, y una de las grandes obras del presente año. Si el director ruso ya se hiciera famoso con su famosa trilogía de los dictadores, a día de hoy, solo se le puede pedir una cosa: que realice otras dos películas dedicadas al Museo Pompidou y al Museo d’ Orsay, respectivamente. Así, completaría el trío de museos extraordinarios de la ciudad más bonita del mundo.

Título original:Francofonia, le Louvre sous l’Occupation (2015)
Duración 87 min.
País: Francia
Director: Alexandr Sokurov
Guión: Alexandr Sokurov
Fotografía: Bruno Delbonnel
Música: Murat Kabardokov
Reparto: Louis-Do de Lencquesaing, Vincent Nemeth, Benjamin Utzerath, Johanna Korthals Altes, Jean-Claude Caër, Andrey Chelpanov