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“Las películas tienen el poder de capturar los sueños”. Eso es lo que dijo Georges Méliès sobre el cine y tenía toda la razón. Los amantes del séptimo arte estamos de suerte ya que, desde el 26 de julio y hasta el 8 de diciembre, Caixaforum Madrid exhibe una muestra de lo más completa y entretenida sobre uno de los creadores del cine: Georges Méliès (1861-1938).
Georges Méliès. La magia del cine reúne una veintena de películas del cineasta francés, incluidas Escamoteo de una dama (1896), El hombre de la cabeza de goma (1901) y la famosa Viaje a la luna (1902), así como dibujos firmados bajo el pseudónimo Géo Smile (nombre que parece de lo más apropiado para un hombre que fue capaz de divertir al mundo entero), objetos y accesorios de magia utilizados por Méliès en sus producciones, vestuario original, carteles de los espectáculos de la época, modelos de cajas ópticas del siglo XVIII y XIX, linternas mágicas, rebobinadoras, cámaras, el kinetoscopio (precursor del moderno proyector cinematográfico) creado por Thomas Edison, el cinematógrafo de los hermanos Lumiere, imágenes estereoscópicas y mucho más.
Méliès no era sólo cineasta sino mago, director de teatro, actor, dibujante, decorador, técnico, productor, realizador y distribuidor. Creador de más de 500 films entre 1896 y 1912 (gran parte de su obra se ha perdido pero la Cinémathèque Française se ha encargado de conservar todo lo que queda del famoso director), Georges Méliès introdujo la magia, el sueño y la ficción en el cine. Y es que las películas de Méliès eran básicamente reproducciones de los espectáculos de magia inspirados en el universo del mago Robert-Houdin y en la cinematografía de Marey y los hermanos Lumiere.
La foto en movimiento fascinó a la sociedad de finales del siglo XIX y la invención del praxinoscopio en 1877 por Emile Reynaud fue la innovación que permitió el nacimiento del cine como arte, técnica e industria. Inspirado por la féerie, género teatral basado en fábulas e historias fantásticas, y por los trucos de magia, Méliès inventó el trucaje y convirtió el cine en un espectáculo.
En 1888 Méliès alquiló el teatro de su maestro Houdin donde presentó sus espectáculos de magia y más tarde sus filmes, que comenzó a realizar en 1896 tras el triunfo de la proyección cinematográfica. Gracias al éxito de sus películas, en 1896 Méliès comenzó a construir su estudio en Montreuil, cerca de París, cuyas paredes estaban hechas de cristal para dejar entrar la luz. Desafortunadamente, el edificio fue destruido al finalizar la II Guerra Mundial, pero en la exhibición hay planos, fotografías y una maqueta del lugar donde creó aquel mundo encantado que aún hoy nos sigue fascinando.
A pesar de su fama y su importante aportación al cine, Méliès cayó en el olvido tras arruinarse y vender su estudio en 1923. Durante años junto a su mujer Jehanne d’Alcy, protagonista de muchos de sus filmes, hasta que un periodista le reconoció y resucitó su obra en 1926. Este aspecto de su vida, desconocida por muchos, nos la descubrió Martin Scorsese en su film, La invención de Hugo (2011), que hace honor al genio y que también podréis ver al final de la exhibición, junto al autómata principal de la película.