Adiós a Oliver Sacks

Oliver Sacks, Londres 1983.
Oliver Sacks, Londres 1983.

Los Despertares de Oliver Sacks en Hollywood


 

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En abril de 2013 tuve el honor de ver a Oliver Sacks (Londres, 1933- 2015) en persona gracias al homenaje que New York Live Arts  dedicó al célebre doctor y escritor en un ciclo de conferencias, debates y proyecciones titulado Live Ideas: The Worlds of Oliver Sacks. Recuerdo ver a Sacks esperando a que comenzara la presentación del documental Awakenings (Despertares), 1974, de Duncan Dallas, conmovido y con un aspecto sencillo, sosteniendo con decisión su precioso bastón de madera, preparado para recordar el documental en el que se exponía el extenso trabajo que realizó en la primavera de 1969 con los supervivientes de la pandemia de encefalitis letárgica que afectó a millones de personas entre 1916 y 1927. El documental lleva el mismo nombre que el libro escrito por el doctor en 1973 y su posterior versión cinematográfica: Awakenings (Despertares), de 1990.

El documental, producido por la Yorkshire Television y tristemente descatalogado, se compone de impactantes imágenes y videos originales grabados por el propio Sacks con su cámara Super 8. Es un testimonio sobrecogedor que muestra a los pacientes de encefalitis letárgica a los que estuvo tratando en el Beth Abraham Hospital en el Bronx antes y después de aplicarles la droga L-DOPA que supuso un avance en el tratamiento de la enfermedad y una notable mejoría en los síntomas. Sin embargo, tal y como se cuenta en Despertares, los efectos positivos de la droga funcionaban por un tiempo limitado.

La investigación de Sacks no solo llamó la atención de Duncan Dallas en Inglaterra, si no que también llegó a inspirar al dramaturgo Harold Pinter, que escribió la obra A Kind of Alaska, en la que plasmó el despertar de Deborah -basada en una paciente real-, que “revive” después de 29 años de catatonía. El difícil papel fue interpretado en el escenario por Judi Dench en el Teatro Nacional de Londres en 1982.

Epidemia en tiempos de post-guerra y la droga L-DOPA

Medio siglo antes de Sacks, el científico Von Economo, había sido el primero en describir la extraña enfermedad a la que hasta el momento se le conocía como “sleepy-sickness” (enfermedad del sueño). A pesar de no dañar las zonas que rigen las actividades básicas como el movimiento, habla, pensamiento, etc., los enfermos de encefalitis letárgica se encontraron poco a poco en un estado de akinesia total, es decir, se convirtieron en estatuas, o tal como lo describió Von Economo en “volcanes extintos”.

El doctor Sacks prefirió definirlos como “volcanes dormidos”. En la primavera de 1969, en el hospital Beth Abraham en el Bronx, Sacks encontró que estos pacientes post-encefalíticos presentaban síntomas parecidos a los del Parkinson, por lo tanto decidió probar la droga L-DOPA en sus pacientes -la cual había resultado ser bastante efectiva para controlar los síntomas-, llevándose una muy grata sorpresa.

El primer paciente en recibir L-DOPA fue un hombre llamado Leonard L. que en un principio respondió de forma magnífica a la droga. Recuperó las pasiones que tenía antes de ser víctima de la terrible epidemia. Desde muy joven soñaba con pasar el resto de su vida “enterrado” en libros, ya que el contacto con la gente nunca había sido fácil para él. El ahora adulto Leonard había pasado mucho tiempo de su tratamiento en la biblioteca del hospital del Bronx, y de forma macabra, su sueño de jóven se hizo realidad. Leía mucha poesía, especialmente de Rilke, tomando su poema La Pantera, como definición exacta de la condición en la que se encontraba un enfermo post-encefalítico: atrapado tras los barrotes de una jaula eterna, mientras la realidad exterior se convertía en algo intangible.

A pesar de ser asediado por múltiples tics que le impedían tener control sobre su cuerpo, durante el período en el que L-DOPA comenzó a hacer tan graves estragos, Leonard logró escribir sus memorias. Mientras escribía, parecía volver a la normalidad, pero en cuanto su dedo dejaba de tener contacto con la máquina de escribir, su cuerpo entero volvía a ser un mar de imparables tics. Leonard comenzó por amar aquella droga, para después odiarla, y al final reconocer que su destino irrevocable era la enfermedad.

Robin Williams y Oliver Sacks

Robin Williams y Oliver Sacks

Hollywood 

Cuatro años después de haber publicado el libro que, en aquel entonces, era el único reportaje y testimonio escrito de la gran epidemia de encefalitis letárgica, Oliver Sacks recibió la propuesta de los productores de Hollywood, Walter Parkes y Larry Lasker, de adaptar su libro a la pantalla grande, tomando como protagonista al paciente Leonard L. que sería interpretado magistralmente por Robert De Niro.

Oliver Sacks, Steve Zaillian -guionista del film-, Penny Marshal -directora-, De Niro y Robin Williams, que interpretaría el papel del doctor, pasaron horas, días y meses visitando varios de los hospitales en donde el doctor Sacks había trabajado, observando a los pacientes y hablando con los enfermeros.

La película recibió tres nominaciones a los Premios de la Academia, como Mejor Película, Mejor Guión adaptado, y Mejor Actor para Robert De Niro.

Sacks explicaba el trabajo de Robin Williams como un proceso construido desde la pura y perfecta imitación de la realidad -recordaba exaltado Sacks- que después de haber pasado un día entero con los pacientes, al subir al automóvil, Williams se soltó imitando las voces de todos y cada uno de los pacientes con tanta exactitud que los dejó a todos atónitos y rompieron a reir. Con ésto, el doctor recuerda también la vez en que Dustin Hoffman acudió a él cuando se preparaba para su papel en Rain Man: fueron a visitar a uno de sus pacientes autistas, y al final del día, mientras paseaba por el Jardín Botánico y charlaba con el director Barry Levinson, creyó escuchar claramente a su paciente, se giró sorprendido y vió a Dustin un par de metros atrás hablando solo, actuando como si fuera el jóven autista que acababan de ver.

Por otro lado, definía para la audiencia del New York Live Arts el modo de trabajar de De Niro con una palabra: observación. Bob (De Niro) era callado, bastante difícil era sacarle una palabra, y aún así, los pacientes se identificaron con él, le aceptaron, le guiaron, le tomaron un especial cariño. Una de las pacientes comentó “Bob realmente nos observa, trata de ver a través de nosotros; trata de entender”. De entender qué era pasar horas y días sin poder moverse, totalmente congelados, para después, tratar de entender qué era estar bajo los efectos de L-DOPA, y finalmente tener síntomas de Parkinson como efecto secundario de la droga.

La presencia de Lillian Tighe, la última superviviente de los pacientes del Beth Abraham Hospital, en el set de Awakenings, fue imprescindible para el acertado resultado final de la película. No sólo asistió a De Niro en el set, si no que también hizo un pequeño cameo. “Fue impactante el momento en el que ella entró. Era como si la ficción se hiciera una misma con la realidad”, contaba en la conferencia el doctor Sacks.

La Encefalitis Letárgica en la actualidad

A pesar de ser una una plaga devastadora que ocurrió a principios del siglo XX, se han encontrado varios casos de encefalitis letárgica en varios pacientes a finales del mismo siglo. Los doctores John Oxford y Andrew Church reanudaron la investigación y encontraron que la causa fue una rara mutación de la bacteria llamada streptococcus, una de las culpables del dolor de garganta común. La mutación atacó al cerebro y el resto es Historia. Se ha resuelto el misterio de la enfermedad. Pero lo que nunca se sabrá es, qué pasaba por la mente, si es que algo pasaba, de todos aquellos enfermos post-encefalíticos que pasaron mas de 20 años en estado completamente catatónico antes del descubrimiento del ya eterno Doctor Sacks.

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