Órbita 9

Perdidos en el espacio

Por María Solá

Órbita 9 es la película con la que el cineasta español Hatem Khraiche (conocido por su trabajo como guionista en La cara oculta y su labor creativa en el cortometraje Audacia) debuta como director. Este film protagonizado por Clara Lago y Álex González, trata un thriller romántico de ciencia ficción con altas dosis futuristas que tiene como núcleo argumental la elaboración de un peligroso experimento científico. Podemos encontrar también un trasfondo metafórico de fuerte crítica social, que nos convierte en testigos del libre albedrío que poseen los “poderosos” para decidir el futuro o las relaciones de otros seres. Se cuestionan los valores éticos y la eficacia de los derechos humanos, y se subraya la gravedad de tomar decisiones morales dejándonos aconsejar por la ambición. Es una especie de alegoría de la caverna española con pinceladas de Blade Runner. Suena raro… pero, oye, hay que atreverse.

Los primeros 30 minutos de película carecen de fuerza alguna, ya que no conseguimos entrever el conflicto real hasta que nos trasladan a otro espacio, en el que realmente comienza el juego.

González y Lago


La película comienza con la presentación del campo visual, la nave en la que Helena (nuestra protagonista) se encuentra encerrada. Pequeños y discretos barridos de la estancia nos muestran el encuadre que ejercerá de marco, delimitando nuestra visión durante los próximos treinta minutos. Aquí nos situamos. Como suele ocurrir en las “películas espaciales”, es solo cuestión de minutos que nuestra mirada (guiada por la huella invisible del director) se pose sobre un monitor en el que podemos observar una cuenta atrás en números rojos. Desde aquí el espectador asume que está realizando un viaje a otro planeta, al que más tarde nuestra protagonista bautizará como “Celeste”. Una joven encerrada en una nave, sola. Sin más compañía que un programa automatizado que le indica rutinas. Se nos presenta enseguida el problema, lo notamos en su respiración… falta oxígeno. Alguien tiene que venir a arreglarlo, y (claramente) no encontraremos nada nuevo bajo el sol. No será un científico charlatán con prótesis dental el que visite a Helena, sino un ingeniero guapísimo y poco hablador salido de la nada. Ya tenemos el enganche; el cliché de chico misterioso que aparece de pronto para solucionar todos nuestros problemas, del que no conocemos más que la información monosilábica que nos da. El pensamiento del espectador es el siguiente “Es obvio que a este chico le pasa algo, tiene que pasarle algo” El resto de la película será la indagación y el descubrimiento del trauma que que no deja dormir a Álex.

Órbita 9 recuerda ligeramente a la película Passengers (dirigida por Morten Tyldum y protagonizada por Chris Pratt y Jennifer Lawrence) no estrenada hace mucho, en la que seguramente el cineasta se basó para elaborar el guión del filme. En lo que a lo actoral se refiere, podemos situar a Clara Lago y Belén rueda en su línea, mientras que el personaje de Álex parece basado en una versión deprimida de Mario Casas más que en un ingeniero espacial, pero consigue sostener bien el papel de chico guapo conflictivo-sensible que tanto gusta a un buen segmento de la población española. De nuevo, la vocalización nos juega malas pasadas, y algunos giros de guión son algo banales o demasiado expositivos. Los primeros 30 minutos de película carecen de fuerza alguna, ya que no conseguimos entrever el conflicto real hasta que nos trasladan a otro espacio, en el que realmente comienza el juego. Durante la última media hora la película da un subidón que nos mantiene en continua alerta. Y el final es, sorprendentemente peculiar.

Título original: Órbita 9 (2017) 

Duración 95m.

País: España

Director: Hatem Khraiche

Guión: Hatem Khraiche

Fotografía: Pau Esteve Birba

Música: Federico Jusid

Reparto: Álex González, Clara Lago, Belén Rueda, Andrés Parra, Kristina Lilley, John Alex Castillo

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