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El pasado mes de junio de 2012 se cumplió los cuarenta años de la publicación The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars de David Bowie, el disco que le convirtió en uno de los cantantes pop más influyentes de la segunda mitad del siglo pasado. Aunque había tenido éxitos anteriores con canciones como “Space Oddity” (1969), que se publicó cuando el primer hombre pisó la Luna, con el show y la gira que montó alrededor de su alter ego Ziggy Stardust se convirtió en una estrella de culto. Su forma de vestir, comportarse, vivir su sexualidad, expresarse y, por supuesto, cantar dio lugar a una estética lo suficientemente transgresora como para no pasar desapercibida. Fue lógico que su imagen encontrase un lugar no solo en los videos musicales que ilustran sus canciones, sino también en la gran pantalla.
Su primer papel como protagonista en la gran pantalla fue en “The Man who Fell to Earth” (1976), dirigida por Nicolas Roeg.
Su carrera como actor antecedió a la musical. De joven estuvo interesado en el teatro vanguardista y estudió el arte del mimo bajo la dirección del gran maestro Lindsay Kemp. Precisamente apareció en una producción de este, Pierrot in Turquoise (1967), convertida posteriormente en película para la televisión en 1970 (The Looking Glass Murders). Su carrera cinematográfica sí que vino de la mano de su éxito como vocalista y de ella destacan media docena de películas en las que interpretó diversos personajes, desde un marciano, hasta un vampiro, pasando por un gigoló. En todas se aprecia el magnetismo de Bowie apesar de no ser un gran actor.
Su primer papel como protagonista en la gran pantalla fue en (1976), dirigida por Nicolas Roeg. Rodó esta película en un momento muy importante de su carrera musical. Un año antes había publicado su álbum Young American (1975) y su primer single “Fame”, coescrito con John Lennon, llegó al número uno de las listas de éxito de Estados Unidos. También se reeditó en este país “Space Oddity” que le reportó otro número uno. Ya no sólo esta canción sino que sus éxitos anteriores habían estado relacionados con la ciencia ficción, como “Life on Mars” (1973) o el aludido The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972), que contiene el hit “Starman”. En suma, Bowie tenía todas las papeletas para interpretar el papel de marciano en la gran pantalla. En The Man who Fell to Earth dio vida a Thomas Jerome Newton, un marciano que viene a la Tierra en busca de agua para salvar a su planeta, que padece una profunda sequía.

Jeffrey Wright, David Bowie, Gary Oldman y Dennis Hopper en Basquiat de Julian Schnabel (1996)
Establece una relación con una terrícola alcohólica y, sobre todo, su vida cambia radicalmente cuando es descubierta su verdadera identidad. Lo más importante de la película, y por eso se ha convertido en una de culto, es la imagen de un famélico y blanquísimo Bowie con una estética andrógina. Precisamente en 1976 también publicó un nuevo álbum, Station to Station, en el que la imagen del camaleónico cantante fue una extensión de Thomas Jerome Newton y en el se hace referencia al “The Thin White Duke”, el nuevo sobrenombre que Bowie adoptó y que sustituyó a su primer alter ego Ziggy Stardust. A propósito, su hijo, el director Ducan Jones, también debutó en el cine con una película del espacio: Moon (2009).
No accedió a ser el villano en la película de James Bond de 1985, “A View to a Kill”
Su segunda aparición como actor principal es en “Just a Gigolo” (1978) de David Hemmings en la que compartió reparto con Kim Novak y Marlene Dietrich (en el último papel de la actriz alemana en la gran pantalla). Bowie dio vida a un aristócrata prusiano y la trama se desarrolla en el decadente y sofisticado periodo de entreguerras mundiales. Se potencia su sensualidad, pero sobre todo su elegancia. En este rasgo inciden todos los personajes que ha interpretado hasta el presente. De marciano pasó a gigoló y de gigoló a vampiro en The Hunger (1983), una producción en la que trabajó con Catherine Deneuve y Susan Sarandon. The Hunger se promocionó como una película misteriosa, sensual, perversa y fascinante, y a Bowie como ”cruelmente elegante”. Se inicia el largometraje en un club nocturno en donde los dos vampiros, Deneuve y Bowie, salen a cazar “carne fresca” y la escena gira en torno al tema “Bela Lugosi´s Dead” interpretado por Bauhaus, el grupo icono de los góticos de los ochenta. La tercera protagonista, una doctora que encarna Susan Sarandon, aparece cuando el vampiro comienza a envejecer inesperadamente y necesita una rápida curación para tan inusual enfermedad en un inmortal. El juego no puede ser más clásico, dos vampiros muy sofisticados y una joven y apetecible víctima. La película sube de tono en dos escenas muy visitada en la red. La primera es la de la ducha que comparten Bowie y Deneuve y en la que el director se recrea en la sensualidad de sus cuerpos. El otro momento es el del beso entre las dos actrices protagonistas. No es que sea una gran película, pero por lo menos estas dos escenas valen más que la aburrida y simplona saga del Crespúsculo.

De izquierda a derecha: Miguel Ferrer, Kyle MacLachlan, David Lynch y Bowie “Twin Peaks:Fire, walk with me” (1992) de David Lynch.
“Merry Christmas, Mr. Lawrence” (1983) de Nagisa Oshima presenta el contrataste entre dos culturas, la occidental y la oriental, y se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial en un campo de concentración japonés en el que está prisionero el oficial británico Jack Celliers interpretado por Bowie. Al cargo del campo está un estricto comandante nipón al que da vida el excelente músico Ryuichi Sakamoto. Este se enamora del oficial británico y, cómo no, hay una escena muy comentada, aunque tampoco es para tanto: el beso de Bowie a Sakamoto. La banda sonora fue lo mejor, corrió a cargo de Sakamoto e incluyó la canción que dio título a la película y otra excelente, “Forbbiden Colours”, cuya letra y voz es de David Syvian, el cantante del grupo Japan.
Como actor no ha conseguido grandes galardones, participando casi siempre con papeles secundarios o cameos
En 1986 Bowie participó en un par de películas. “Absolute Beginners” (1986) de Julien Temple -director que ha dirigido varios videos del cantante- se presentó al festival de Cannes sin gran repercusión y fue un fracaso en taquilla a pesar de venderse como un gran musical británico. Acompañaron a Bowie en el reparto las cantantes Sade y Patsy Kensit. Este musical ambientado en el Londres de los cincuenta, teniendo como telón de fondo los conflictos raciales de la época, desarrolla un argumento muy trillado y con una estética en algunas ocasiones más ochenta que cincuenta: chico se enamora de chica que decide priorizar su carrera profesional, chico que hace todo lo posible para conseguir el amor de ella. El guion se basó en una novela de Colin MacInnes, pero el resultado fue un producto muy edulcorado. Bowie impuso para participar en el proyecto encargase de la banda sonora y en ella también colaboraron Patsy Kensit, Sade, The Style Council y Ray Davies de The Kings. La otra película de 1986 fue Labyrinth de Jim Henson. En esta producción dirigida a los niños Bowie interpretó el papel de Jareth, el rey de los goblins, junto a Jennifer Connelly, pero tampoco logró alcanzar las expectativas marcadas, aunque en este caso el proyecto estuvo respaldado por George Lucas. Es decir, no tuvo nada que ver con el éxito de “El Señor de los Anillos”.
El resto de la cinematografía del cantante británico son papeles secundarios o cameos. Tuvo breves apariciones en “Twin Peaks: Fire Walk with Me” (1992) de David Lynch, Basquiat (1996) de Julian Schnabel y “The Prestige” (2006) de Christopher Nolan, por destacar tres películas de afamados directores. Hizo dos cameos muy singulares en “Zoolander” (2001) -en una magnifica escena con Ben Stiller y Owen Wilson en la que se parodia la agresividad entre dos descerebrados top models- y en “The Last Temptation of Christ” (1988) de Martin Scorsese, haciendo de Poncio Pilatos.
Por toda esta labor como actor no ha conseguido grandes galardones y aunque tampoco ha participado en películas de gran éxito o en alguna especialmente sobresaliente, por lo menos con su colaboración en las mismas las ha convertido en películas de culto. Por cierto, no accedió a ser el villano en la película de James Bond de 1985, “A View to a Kill”, que si aceptó Christopher Walken.
Como actor y productor cinematográfico no ha conseguido la misma popularidad que como solista, pero si que han triunfado sus canciones en la ambientación de numerosas escenas. Sería difícil y tarea de eruditos del Séptimo Arte enumerar cuantas veces se ha empleado “Space Oddity” para ambientar un plano. Sirva de ejemplo el partido que sacó Jean-Marc Vallée – un director que cuida mucho de la música en sus películas y, es más, estructura casi siempre las mismas alrededor de un tema musical- para perfilar el personaje principal de “C.R.A.Z.Y” (2004): un adolescente que tiene que lidiar con su homosexualidad en una familia conservadora y que sus únicos momentos de liberación consisten en hacer playback en su habitación con el tocadiscos a todo trapo escuchando, entre otros, a Bowie.
Asimismo ha compuesto canciones de encargo para alguna película en particular. Este fue el caso de Cat People (1982) de Paul Schrader, protagonizada por Nastassja Kinski. Su banda sonora incluye una canción cuya letra e impetración corrió a cargo de Bowie y la música fue compuesta por el gran productor alemán Giorgio Moroder: (“Cat People.Putting Out Fire”). La película pasó sin pena ni gloria, y los que la recuerdan lo hacen por esta canción. Más ambiciosa fue la banda sonora de Christiane F. (Wir Kinder vom Bahnhof Zoo) de 1981, que recopiló composiciones de su periodo berlinés, entre ellas su gran éxito “Hereos”. En este trabajo contó con la colaboración del compositor Brian Eno. Bowie hace de él mismo en este largometraje que narra la vida de una drogadicta, precisamente en el momento en que el Duque Blanco más abusó de las drogas.

David Bowie como Jareth, el rey de los goblins en la película de Jim Henson “Labyrinth” de 1986.
Aunque “Absolute Beginners” fue un fracaso comercial, no corrió la misma suerte su banda sonora. Por supuesto que habría que añadir a esta lista los documentales sobre su carrera musical o que recogen sus conciertos. Por lo tanto, sus películas como actor no han tenido la repercusión popular que sí tuvieron las de otras estrellas del pop británicas, como The Beatles, o estadounidenses, como Elvis Presley. En cambio, sus canciones se han incluido en numerosas bandas sonoras. Al final, nos quedamos con unas cuantas escenas de unas películas que sólo merecen ser recordadas por la participación de David Bowie y, por supuesto, con sus canciones y las maravillosas portadas de sus discos de finales de los sesenta y de los setenta.