Un monstruo viene a verme

Mucho más que lagrimas

Por María Solá

Un monstruo viene a verme era historia antes que película e idea antes que historia.

Atribuida sobretodo a Bayona (encargado de llevarla a la gran pantalla) son pocos los que recuerdan el nombre de Patrick Ness, autor de la novela en 2014. Pero de lo que no se habla es que Un monstruo viene a verme fue, en realidad, una idea original de la escritora, novelista y periodista británica quien, a pesar de contar con una premisa más que potente, no pudo terminarla debido a su prematura muerte a causa del cáncer, a los 47 años. Dowd cofundó junto a el programa de lectores y escritores de PEN mediante el cual visitaban escuelas de zonas deprimidas, y . También ocupó un cargo oficial en Oxfordshide dedicado a la defensa de los derechos infantiles y poco antes de su muerte se creó el Siobhan Dowd Trust, desde el cuál se invertirían todos los beneficios generados por sus obras para asistir a niños con problemas de lectura.

“Conor O’Malley es un adolescente que intenta lidiar con unas circunstancias terribles; su madre está enferma de cáncer, su padre se fue a otro país para crear otra familia y en el colegio es maltratado por otro chico más fuerte. Cada día, carga con todo este sufrimiento, dolor e impotencia. Y por las noches no descansa debido a una recurrente pesadilla… Se refugia en su imaginación. De su madre ha heredado la pasión por el dibujo y la pintura, entregándose a ello con ahínco para crear un monstruo a partir de un viejo y enorme árbol que divisa desde la ventana. Una noche, la fantástica criatura se hace realidad. Su objetivo es ayudar al niño a través de cuatro historias; Conor debe contar la última, que además, será la verdad. Una que ha estado negando.”

Un monstruo viene a verme es un cuento azul del corazón para quienes saben bucear en sus profundidades, para quienes hacen funcionar este antes que la cabeza.

Esta es la sinopsis del filme en cuestión y es cómo han de ser las sinopsis; superficial. Debe ser muy complicado reducir algo tan profundo a una fina capa de hielo. De veras, debe serlo. Esta película significa y esconde una historia sumamente difícil de explicar para aquellos que perdieron su niño interior hace tiempo. A día de hoy y tan cerca como estamos de los Goya, se pueden encontrar fácilmente todo tipo de críticas acerca de la película. Las hay a favor y en contra. Incluso hay a quien esta película indigna y ofende y se ha dedicado a despedazarla fotograma a fotograma. En mi opinión, “Un monstruo” es una película que no merece ser destrozada en ningún sentido ni apaleada en ningún ámbito, es un cuento azul del corazón para quienes saben bucear en sus profundidades, para quienes hacen funcionar este antes que la cabeza, y nadie es lo suficientemente importante como para juzgar si es buena o no. Tras su paso por los festivales de Toronto y San Sebastián ha sido calificada como “película de lágrima fácil”, se ha hablado de “sensiblería barata” e incluso se ha acusado a Bayona de ser una especie de psicópata que juega con nuestros sentimientos a su antojo para recaudar fortunas en taquilla. No sé. El cine no es un arma de destrucción, y si alguien se asusta por el hecho de que una película comercial haga pensar y remueva cosas, allá él; la indignación a través de las palabras es una buena forma de rellenar espacios en blanco. Lo importante es que hace sentir, emociona y oculta a medida que enseña. ¿Podría haber sido mejor? La respuesta es sí. Siempre podría haber sido mejor. Pero es lo que es, y es bueno que así sea.

“Esta historia empieza como muchas otras: con un chico demasiado mayor para ser un niño y demasiado joven para ser un hombre…Y con una pesadilla” cita nuestro Monstruo, al que da vida la increíble voz de Liam Neeson.

Lewis Macdougall y Felicity Jones

Lewis Macdougall y Felicity Jones

Las películas se escriben con fines. Las hay creadas con el fin de hacer reír o de hacer llorar, de tranquilizar o atemorizar. De relajar o escandalizar…¿Y qué tiene de malo? Entristecer es uno de sus fines, y está tremendamente bien logrado (cómo bien podemos apreciar ante los impecables primeros planos de un Lewis MacDougall que transmite dolor y angustia en cada respiración). Un monstruo viene a verme no es únicamente “una película que hace llorar”, sino un cuento de monstruos interiores. Es una historia sobre hacerse mayor a través el dolor. Un cuento que expone de la forma más cruda como un niño llega a convertirse en adulto; con la pérdida de lo único que tiene sentido, de una mejor amiga, de un amor incondicional. La pérdida de lo verdadero, de lo que era “para siempre”… La pérdida de una madre. Ni exhibicionismo ni lágrima fácil. Una enfermedad más que real y un sentimiento más que verdadero. La diferencia entre las personas que en su infancia no han sufrido y las que por desgracia sí lo han hecho es que en el primer caso uno crece a su ritmo, y en el segundo caso uno crece obligado. Mientras los años ayudan a crecer, el dolor obliga, y por eso hay niños que se hacen mayores antes de tiempo.

Además, esta película cuenta con un final extraordinario en el que (atención, spoiler) vemos que el monstruo no es más que la creación del niño para seguir adelante, alimentado por todas las historias que su madre le ha ido contando. El monstruo es lo que le deja ella en él, y por eso se quedará para protegerle.

Quien se sienta en una butaca de cine ha de involucrarse. Si lucha por no hacerlo, por buscarle las legañas al personaje insomne o la falsedad a una historia de amor, eso no es un cinéfilo. El cine es magia, y el cinéfilo se compromete con ella. Los magos no desvelan sus trucos, y el que pague entrada por el simple hecho de matar una ilusión, no es más que un intruso; un espía que aprovecha la oscuridad de la sala.

Los adultos solo son niños a los que el dolor ha marcado con ojeras, y esta película es una oportunidad de hablar con nuestro monstruo interior, y pedirle que nos cuente una historia.

Título original: Un monstruo viene a verme (A Monster Calls)

Duración 116 min.

País: España.

Director: J.A. Bayona

Guión: Patrick Ness

Fotografía: Óscar Faura

Música: Fernando Velázquez

Reparto: Lewis MacDougall, Sigourney Weaver, Felicity Jones, Liam Neeson, Toby Kebbell,Geraldine Chaplin, James Melville, Garry Marriott, Joe Curtis, Kai Arnthal, Max Gabbay

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