Entrevista: Javier Fesser

“Me gusta pensar que el cine es un conjunto de mentiras para contar grandes verdades”

 

Por Miguel Olid|Sevilla

En un texto que escribiste a propósito de tu primer cortometraje, “Aquel ritmillo”, afirmabas que no distinguías entre cortos y largometrajes, sino entre películas buenas y malas. Eres quizás el único director de cine español que ha alternado grandes éxitos como “Mortadelo y Filemón, la gran aventura” con cortos como “Javi y Lucy”. ¿Por qué piensas que tu caso es una excepción en el cine español? Por suerte, la mayoría de los directores y directoras españoles somos una excepción en el cine español. El que no hace cortos hace publicidad o televisión, o imparte clases o dirige teatro. Nuestro oficio es contar historias y el formato o duración de éstas es anecdótico. También es verdad que pertenezco a una generación de autodidacta y que prácticamente todos nos hemos tenido que inventar nuestro trabajo.

También afirmabas entonces que “en el 99% de los casos, colocar la cámara en el sitio adecuado, elegir el objetivo justo, dar las instrucciones correctas a un actor, pegar los planos con inteligencia y, sobre todo, tener algo interesante que contar, no es cuestión de presupuesto”. Al igual que ocurría con la afirmación anterior, la has puesto en práctica y has pasado de dirigir películas de alto presupuesto a hacer historias cortas a coste cero. En los tiempos de recortes que vivimos en cultura y más concretamente en cine, ¿aplicar este planteamiento puede suponer una alternativa para el cine español? No me cabe duda. Solo en el último año he conocido tres largometrajes de gran calidad hechos con la filosofía del notodofilmfest. Ahora voy a colaborar en otro con otros cuatro directores clásicos de este festival de cortos en la red. Las limitaciones casi siempre ayudan a los creadores, que solemos quejarnos por mera inseguridad. Al menos yo lo hago así.

Fuiste un precursor en el cine español en ver las posibilidades de internet como fundador de “notodofilmfest”, y director de los cortos “El gran salto”, “El chute” y “Javi y Lucy”. ¿Cómo crees que el cine español debe tener en cuenta internet? ¿Cómo se debería combatir la piratería? A mi me parece que la distribución de nuestras películas estará muerta si no cuenta con la capacidad de la red para hacerlas llegar a cualquier rincón del planeta de forma inmediata, como también me parece que descargarse o visionar una película en internet sin la autorización de sus propietarios es lo mismo que entrar en un vídeoclub y meterse un DVD en el bolsillo y llevártelo sin que te vea el dependiente. O sea, robar. La solución, como siempre, está en la educación. De nada valen mil campañas si luego en el colegio de nuestros hijos el profesor les manda descargarse música y películas del emule.

Aunque te atraen los proyectos arriesgados (“El milagro de P. Tinto” y “Camino”), has conocido en varias ocasiones el éxito, ¿por qué te gusta implicarte en proyectos difíciles? No se me ocurriría elegir un proyecto en función de su viabilidad. Una historia me tiene que llamar y yo notar que soy quien la puede contar mejor. Ahora Mortadelo me permite investigar el mundo de la animación, al que tenía ganas de acceder desde siempre. Y además los personajes de Ibáñez son tan inmensos que se me ocurren mil maneras de retratarlos sin repetirme.

¿Por qué están tan presentes los efectos especiales y/o visuales en tus películas, incluso en una película realista como “Camino”, a través de las secuencias oníricas? Me gusta el truco, me gusta la fabricación de imágenes. Me gusta pensar que el cine es un conjunto de mentiras para contar grandes verdades. Ayer vi de nuevo “La Noche Americana”. No la había visto desde que tenía 19 años y me quería dedicar a esto. Ahora, que he tenido la suerte de conocer un poco este precioso oficio, la he disfrutado enormemente. Y ha sido precisamente por eso: contando lo falso que es todo en el cine, Truffaut nos cuenta una historia llena de verdad por todos lados. Una obra maestra.

¿Se puede afirmar que la paternidad ha sido en tu caso una fuente de inspiración?: “El milagro de P.Tinto”, cortos “El chute” y “Javi y Lucy”. “Mortadelo y Filemón, la gran aventura”,  “Binta y la gran idea” ¿Habrías hecho “Camino” de no ser padre y haberte afectado tanto la historia de esta niña?. Sí. “Camino” es una historia que se instaló en mi cabeza cuando aún no tenía hijos. Luego, lógicamente, el hecho de ser padre me ha hecho contarla de una manera más madura.

Los protagonistas de tus películas suelen ser niños o adultos infantilizados? ¿Por qué? Me gusta la infancia, me gusta la gente mayor y me gusta los que están en medio y no han abandonado las ganas de jugar. Me gustaría hacer una película protagonizada exclusivamente por niños, tipo Bugsy Malone.

¿Tan mal está el cine español que tras el enorme éxito de “Mortadelo y Filemón, la gran aventura” (cinco millones y medio de espectadores) tardaras tanto en sacar adelante “Camino”? Yo solo puedo echar la culpa a mi propio ritmo. No me he propuesto hacer muchas películas en mi vida. Me conformo con hacer aquellas de las que me sienta orgulloso. De todas maneras me suelo enredar con otras cosas como escribir una novela, rodar publicidad, dirigir un festival de cortos, rodar piezas para internet, ir a buscar a mis hijos al colegio si se dejan,…

Por qué te gusta trabajar con actores desconocidos? Para conocerlos (jajajaja, es broma). Me encanta trabajar con profesionales que vean en el proyecto un reto, una oportunidad importante en su vida. Porque también lo es para mí. Eso a veces ocurre con artistas reconocidos (Pepe Viyuela, Carme Elías, Manuela Vellés, Mariano Venancio, Luis Ciges, María Isbert, Dominique Pinon, etc…) y otras con menos reconocidos pero de inmenso talento. De todas maneras, mi sensación es que, en general, los mejores actores y actrices del planeta son desconocidos para el gran público.

 ¿Hay mucha influencia de la publicidad en tu cine? Sí. Con la publicidad he aprendido a moverme en un rodaje y sobre todo he estado sometido a un examen diario, estando obligado a contar en 20 segundos historias que, a priori, ni mi iban ni me venían. El desafío ha sido siempre lograr hacerlas mías y tratarlas con el mismo cariño que trato a las ideas que a se me ocurren a mí.

 Hablando de influencias, es frecuente leer en las críticas de cine a tus películas referencias al cine de Jeunet y Caro, Tim Burton, Berlanga, Terry Gilliam, Chuck Jones. En el caso de “El milagro de P. Tinto” se habló de “ET”, “Sonrisas y lágrimas” y “La familia y uno más”, pero ¿cuáles son para ti las verdaderas influencias? ¿Cuál es tu director, película y secuencia favorita? No tengo favoritismos de esos. Sé que “El Verdugo” me encanta, que “Delicatessen” y “Rumble Fish” me marcaron, que “Toy Story 3” me hizo llorar y que “Café de Flore” es la última película que realmente me ha tocado. Y así sucesivamente.

 Creo que has sido tentado para hacer cine en Estados Unidos pero los proyectos que te propusieron eran algo surrealistas, ¿qué podrías contarnos al respecto?Que, gracias a Dios, supe ver a tiempo que uno ha venido al mundo a disfrutar, y no a sufrir tontamente en reuniones y reuniones con gente que habla otro lenguaje. Y no me refiero al inglés. Yo creo que crecer profesionalmente como director es hacer cada vez películas más auténticas, más controladas, más pequeñas en términos de producción y más grandes en emoción. Pero vamos, todo esto no es más que una rabieta porque Spielberg no me ha llamado ni para preguntarme qué tal todo.

Hay quien ve en tu cine una vena anticlerical: ¿Qué piensas al respecto?Si mis películas son anti algo, que lo dudo, serán anti-aburrimiento. Nunca he usado esas canciones con ninguna intención, simplemente forman parte ineludible de mi educación y de mi infancia, lugar al que acudo siempre para buscar mis historias. Lo de “Camino” es totalmente diferente y además la crítica no es a la Iglesia, ni mucho menos, es al Opus Dei, artefacto pseudo-espiritual que nada tiene que ver con los valores de la primera.

¿Fue injusta la polémica suscitada con esta película tras su estreno? ¿Viste el documental “Alexia”? ¿Qué te pareció? Difícilmente tendré en mi vida la oportunidad de hacer una película tan sincera y honesta como “Camino”. La volvería a hacer exactamente igual, si supiera, claro. Sí vi el documental “Alexia”. No me pareció a la altura de tan precioso personaje pero, sobre todo, vi en ella un nuevo intento de utilizar una vida ajena para que otros difundan sus propias convicciones. Me sorprendió mucho un detalle del cartel: Alexia camina de la mano de su madre, por un lado, y la de su ángel, por otro. Me acordé mucho del padre de “Camino”, con el que se contaba poco.

¿Es “Binta y la gran idea” quizás la película que más se sale de tu filmografía por lo que conlleva de cine social y denuncia? Para mí la particularidad de Binta está en su tono documental. Todo lo que en ella aparece es real, no hay invención ni apenas puesta en escena. Y mucha improvisación, aprovechando en cada momento todo aquello que me parecía interesante. Estoy muy feliz con la vida de esta película, que no ha sido especialmente en salas ni en videoclubes, si no en aulas y salas de conferencias.

¿Por qué el planteamiento de la tercera entrega de Mortadelo y Filemón es tan diferente de las dos anteriores, especialmente de la primera que fue la que dirigiste? ¿El 3-D sustituye a los protagonistas? Mortadelo y Filemón en imagen real, con actores, ya lo hice ¿para qué repetirlo? La animación nos está llevando a una película absolutamente diferente y nos está permitiendo acercarnos muchísimo al mundo de Ibáñez. Esta nueva entrega es casi cien por cien el mundo del tebeo, con su mecánica propia y con esos personajes de chicle a los que sin embargo les salen importantes chichones un plano sí y otro también. Además, yo no tenía mucha experiencia en animación, lo que me permitía meterme en un proyecto cuyo final desconocía. Y eso me encanta.

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