El Tesoro

EL TESORO

Leyenda y fantasía frente a la opresión de la realidad

Por Elios Mendieta

Son muchos los motivos que convierten El Tesoro, la recién estrenada película del director rumano Corneliu Porumboiu en un excepcional trabajo. El principal de todos ellos es que el realizador consigue crear un producto que se etiqueta en la categoría de cine de aventuras, en un contexto donde la crisis económica y social es la protagonista. Y digo que es un filme de aventuras ya que, pese a las penurias económicas de los protagonistas –algo extensible a gran parte de la sociedad de Rumanía–, la dificultad para pagar la hipoteca, y la depresión moral por la que atraviesan, la consecución del tesoro es el único camino que puede llevar a la salvación a ambos.

Pero, ¿cuáles son los objetivos para poner tanto empeño en rescatar un potencial botín? Para Adrian, evitar el desahucio, mientras que para Costi –magistralmente interpretado por Cuzin Toma– hallar la fortuna servirá para, en primer término, mejorar su maltrecha economía y, en segundo lugar, para poder demostrar a su hijo que la fantasía existe, y que esta puede aparecer en un mundo tan feísta donde no siempre la realidad se tiene que imponer a la ficción. Y es por eso, que el giro final de filme, ese magistral halo de ternura que proporciona Porumboiu, es el gran tesoro que deja la cinta: la posibilidad de crear una película de aventuras pegada al sustrato realista con el que los rumanos viven día a día.

Con el filme el cineasta parece también querer espantar el fantasma de la época comunista, y por ello, la trama parte de una leyenda bajo la cual un señor habría enterrado, en el jardín de su casa, un tesoro antes de que llegaran al poder los comunistas y le expropiaran sus terrenos. Así, comienza el viaje de Adrian y Costi hacia el citado objetivo, en el que los antiguos mapas que contenían las instrucciones para hallar el botín son sustituidos, no sin gran dosis de humor absurdo, por insistentes navegadores y detectores de metales chirriantes. En este contexto, la excavación se convertirá en toda una odisea no carente de problemas: desde la existencia de una ley rumana que considera cualquier objeto encontrado que date de antes de la Segunda Guerra Mundial como un bien patrimonial nacional, hasta la aparición de un extraño experto en encontrar tesoros que abraza la corrupción con tal de beneficiarse con un pellizco económico.

Por tanto, lo que viven los dos protagonistas a lo largo del filme solo se puede considerar como una gran aventura. Una aventura en la que Costi, gracias a ese excepcional final, se convierte en un héroe. Y es que, si este lee a su hijo el cuento de Robin Hood en varios tramos del filme, al final, decide él mismo disfrazarse del forajido inglés y darle enseñarle una lección a su hijo que nunca olvidará: los tesoros, independientemente de la época que nos toque vivir, existen, y no tienen porque pertenecer a los más ricos ni a los más malvados.

Título original: Comoara (2015)44

Duración: 85 min.

País: Rumanía

Director: Corneliu Porumboiu

Guión: Corneliu Porumboiu

Fotografía: Tudor Mircea

Reparto:  Toma Cuzin, Adrian Purcarescu, Corneliu Cozmei, Cristina Cuzina Toma, Nicodim Toma, Dan Chiriac, Iulia Ciochina

 

 

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